Unha canción desesperada
Nin quero escribir os versos máis tristes esta noite nin me gusta cando calas e estás como ausente. E quero que a miña voz te toque. Non quero que, para que ti me escoites, as miñas palabras adelgacen ás veces como as pegadas das gaivotas nas praias. Nin para o meu corazón abonda o teu peito. Para a túa liberdade non chegan as miñas ás. Tampouco a miña boca achegará ata o ceo o que estaba durmido sobre a túa alma. E quero, sobre todo, que a miña voz te toque. Debo confesar que daría calquera cousa polo eco da túa palabra, especialmente por aquela que envía aos exiliados da guerra civil española a bordo do Winnipeg camiño de Valparaíso. E quero, sobre todo, que a túa voz me toque. Cando pareces durmido e estás, aínda, tan vivo.
Agardando as lagarteiras
11 / 11 / 2004
Podería escribir ducias de cousas sobre Pablo Neruda, de quen vimos de celebrar o centenario do seu nacemento. Podería dicir, efectivamente, as palabras máis tristes esta noite. Pensar que non o temos. Sentir que o perdemos. E, non obstante, a forza do verso ecoa na sombra do vento, esa que vira como unha buxaina no peito do ceo estrelecido. Pero non vou ser eu quen fale. Para que, cando el o dixo case todo.
“Más allá de estos barrotes inútiles, el mar que de verdad no sabe que está circunscrito, y no lo reconoce, cantando. Su ímpetu es amargo, su canto es estruendo. Su espuma revolucionaria me cuenta y estalla, me cuenta y se desploma, me llama y ya se fue.
El mar
Canta y golpea el mar, no está de acuerdo. No lo amarren. No lo encierren. Aún está naciendo. Estalla el agua en la piedra y se abren por vez primera sus infinitos ojos. Pero se cierran otra vez, no para morir, sino para seguir naciendo.”
(Una casa en la arena)
E a luz de Valparaíso refulxía nun peito branco de agardas nesa América desangrada.
AMO, Valparaíso, cuanto encierras,
y cuanto irradias, novia del océano,
hasta más lejos de tu nimbo sordo.
Amo la luz violeta con que acudes
al marinero en la noche del mar,
y entonces eres -rosa de azahares-
luminosa y desnuda, fuego y niebla.
(Canto general)
E o vermello callado dos ausentes manchaba a aurora do presente.
A MIGUEL HERNÁNDEZ, asasinado nos presidios de España
Ya se acerca
la luz a tu morada.
Miguel de España, estrella
de tierras arrasadas, no te olvido, hijo mío,
no te olvido, hijo mío!
Pero aprendí la vida
con tu muerte: mis ojos se velaron apenas,
y encontré en mí no el llanto,
sino las armas
inexorables!
• Espéralas! Espérame!
E volve o mar, unha e outra vez, como lugar onde navegan os exiliados fuxindo de quen non os deixa soñar. Lonxe de patrias, de matrias e asasinados na súa propia vivencia interior. Lonxe de si mesmos.
NECESITO del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navios.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.
Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.
Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
substituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento.
(Memorial de Isla Negra)
E a noite en que o Winnipeg zarpou de Francia con centos de refuxiados españois da guerra civil acollidos nos campos galos, Pablo Neruda escribiu nas súas memorias:
Que la crítica borre toda mi poesía, si le parece.
Pero este poema, que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie.
Trompeloup, 4 de Agosto de 1939
E a vida vale este único poema.
Abondaría iso para que querer túa voz me toque.