Exilios en cartas

O epistolario entre Isaac Díaz Pardo e Luís Seoane ilumina momentos e procesos cruciais da Galicia do século XX

O epistolario entre Isaac Díaz Pardo e Luís Seoane ilumina momentos e procesos cruciais da Galicia do século XX
Dous dos nomes máis destacados da historia galega do século XX. Momentos históricos que marcaron a historia do país. Unha importante colección de cartas cruzadas a tratar os máis diversos temas. O epistolario cruzado entre Luís Seoane e Isaac Díaz Pardo revélase como un testemuño único do período que vai desde o exilio e a emigración da posguerra ata o final do franquismo. Un material excepcional que o Consello da Cultura Galega fai público a coincidir co centenario do nacemento do fundador de Sargadelos. Da man deste material, repasamos algúns dos fitos da cultura galega do século XX nunha serie de reportaxes.


Son máis de 300 cartas datadas entre 1945 e 1979, intercambiadas entre Luís Seoane e Isaac Díaz Pardo as que este 22 de agosto publica o Consello da Cultura Galega no seu web, a coincidir co centenario do nacemento deste último. O epistolario supón un testemuño destacado do que foi o exilio, a emigración e resistencia ao Franquismo durante a segunda metade do século XX. Os textos ademais recollen boa parte da intrahistoria da fundación do Laboratorio de Formas, Sargadelos ou do Museo Carlos Maside. No intercambio epistolar contrastan as cartas de Seoane, a abordar os temas máis variados e cheas de reflexións, e as Díaz Pardo, máis escasas e a miúdo centradas en cuestións e problemáticas concretas. A vivir entre a Arxentina e Galicia (Díaz Pardo) e e con estadías en múltiples países (Seoane) os dous protagonistas deste intercambio mantiveron ao longo de todo este período un fondo interese pola situación política e social do país. Dentro dos múltiples temas que se abordan nesta longa conversa escrita, un dos que fíos que se repiten é o da resistencia política e cultural o franquismo. Sexa a través da atención á actividade do exilio galego, da problemática con que se atopaba o galeguismo no interior do país ou dos moi habituais encontros coa censura, os dous creadores tocan diferentes etapas e persoeiros destes procesos.

A vida no exilio
En 1966, Desde Roma, Seoane dá conta dos contactos que mantén co exilio e das iniciativas que se desenvolven desde alí. ″En Méjico estuve con Luis Soto e hice algunos proyectos con él referidos a Galicia. Escríbele. Méjico es un desastre en el terreno político referido a Galicia y todo se le debe a Prada y compañía. En París estuve con Martínez y con Alvajar. El primero parece estar muy contento con el porvenir de Ruedo Ibérico. Estuve alrededor de una hora con él″. Noutros textos pode se observar a saudade de Seoane, compartida por grande parte da comunidade exiliada. É o caso da carta que envía desde Bos Aires en Xullo de 1965. "Vimos Galicia en un documental que anda por aquí. Estuvimos por todas las rías, en las ciudades y en la montaña. Como envidiamos a los que viven en ella teniendo en conciencia de lo que es realmente y de verdad la viven. Fuera, estamos muertos", lembra. Xa no 64 apuntaba que "uno no puede pasar la vida viviendo en un sitio al que no pertenece, como me ocurría a mí con Buenos Aires, por mucho que esta ciudad le da a uno, porque no la siento. Y si continúo aún en ella es por miedo, pienso, al futuro y comodidad. Tú tienes tu hogar fundado ahí y diste una dirección a tu vida. Yo no tengo nada más que el deseo enorme de estar en esa y no cuento ni con hogar ni con hospitalidad de trabajo que permitan vivir como quiero. Esto es lo que constituye mi drama, -minúsculo para todos menos para mí- para cuya solución no puedo encontrar ayuda".

Desánimos
O amor polo país non libraba ao pintor de resentementos contra o seu ambiente artístico e cultural. E é que Seoane contou en Arxentina cun recoñecemento e un éxito profesional que en Galicia non existía. No 68 escribía "por mi parte acabo de cometer una pequeña traición a mí mismo. Acepté ser académico de número en la Academia Nacional de Bellas Artes de aquí. Lo hice pensando en Galicia, en la Academia Gallega, en donde jamás fui propuesto para correspondiente, como tampoco Espasandín, Baltar, Varela y Cuadrado y en cambio lo son Valentín Fernández, Estévez, Molinari... Casi veinte años dirigiendo Galicia, habiendo editado unos 100 volúmenes de autores gallegos, publicando tres libros de poemas en gallego, una decena de álbumes de dibujos y grabados con temas gallegos. Pintando una gran cantidad de cuadros también con asuntos gallegos, o casi todos, redactadas casi mil crónicas sobre cuestiones gallegas para la Audición Galicia Emigrante, haber dirigido Galicia Emigrante revista, etc., no me sirvió para nada en cuanto a los académicos gallegos... En cambio, mis exposiciones aquí, sin negar mi galleguidad, sirvió para que me designasen. Acepté por un acto de rencor", recoñece. De xeito similar, en diferentes momentos amosa o seu cansazo e desánimo por continuar nunha loita a prol de Galicia que se prolonga tempo de máis. En decembro do 66 láiase ao seu amigo Isaac: "¿Para qué quieres que me ocupe de Sargadelos si tú piensas quedarte residiendo en Magdalena? A mí me interesa este asunto en la medida que tú estés comprometido con él, si no.... creo que renuncio a Galicia. He luchado como pude por ella desde estudiante, hace casi cuarenta años y no puedo más. No se puede luchar con molinos de viento. No hay Quijote que resista la realidad. Y la realidad es que un país cuya dirección está en manos de los Barrié de la Maza en el caso peor y de los Fernández o los de "Pescanova" en el mejor, solo noto por la mediocridad con ideas trasnochadas y con un pueblo desgraciado e indiferente incapaz de iniciativas. En este viaje he visto todo lo que pierde de hacer Galicia por la mezquindad de sus hijos afortunados. Por mi parte renuncio a todo. Allí la dirige Barrié de la Maza, un mentecato afortunado de La Coruña y en Buenos Aires capital de la emigración gallega un sujeto como Mourente por la traición, no sólo de Estévez, sino del mismo Villamarín", sinala a abranguer as súas críticas as dúas beiras do Atlántico.

O compromiso de Díaz Pardo
A outro deses momentos desánimo contesta Díaz Pardo en xuño de 1965 cunha extensa carta que resume en boa media a súa visión sobre a tarefa que estaban a desenvolver. ″Ya sabemos que no es cómodo vivir sobre esas piedras y sobre estos días, pero porque la suerte nos sea negativa no es posible desentenderse de esa realidad sobre la que estamos viviendo y desertar de luchar contra ella. Aquí queda Galicia, así como es, casi todo analfabeto, incapaz de leer un libro y menos de entender un cuadro, con una burguesía corrupta, con mentalidad de sargento de plaza de soberanía africana, más analfabeta de espíritu que el analfabetismo gramatical de su pueblo; pero queda por algunas partes una minoría pequeñísima, casi sobran dedos de las manos para contarlos, que saben en la hora que viven y sobre las piedras en que se ven obligados a vivir. No está todo perdido. Y aunque estuviera perdido todo en Roma San Juan iría hacia ella, a morir en la ciudad de donde Pedro está de vuelta. Es la contradicción interna, y eterna, a través de la que el hombre viene avanzando. Es incómodo vivir en Roma donde parecería que no hay nada que hacer porque todo es vacío y corrupto pero fuera de ella ni San Juan, ni San Pedro, tendrían tranquilidad, porque estaban fuera de la línea de su destino. Tú tienes que pelearte, defenderte, luchar y soportar incomprensiones y estupideces, estés aquí o estés ahí, pero estés donde estés -porque ahí estás, ahí fuiste, para dejar testimonio de algo, para protestar por algo injusto, para dejar una inconformidad airada con algo que no es ético ni estético- donde estés, a regañadientes, protestando, incómodo, no podrás desentender[te] de tu destino ligado con la suerte, no del paisaje sino de los hombres y de las mujeres de Galicia, porque el día que vieses que tus manos estaban fuera de esa obra -aunque la obra parezca tan poco "exitosa"- ese día es cuando te sentirías morir de pena por equivocación. Hazte esta reflexión para que estés contento aún soportando las inconveniencias, idas y venidas, discrepancias y chabacanerías de las gentes que nos rodean. Imagínate a Luis Seoane, desentendido, incomprometido, haciendo arte abstracto en Suiza, "trabajando únicamente en sus cosas" que adquirirían los potentados internacionales. El espectro de esa imagen bastará para que te encuentres feliz entre las inconveniencias de las gentes de la Galicia metropolitana o de la Galicia emigrante, aún con todas esas "manías" que ves en la economía, en la estadística y en la mecánica -que dices ver pero que en realidad es un simple decir tuyo-. La pintura o la música, la industria o la artesanía son manías del mismo tenor. Los pintores pueden creer que los economistas son unos maníacos y viceversa los economistas pueden pensar lo mismo de los pintores. Hay una cosa que no son manías: el espíritu de solidaridad con nuestros semejantes, sobre todo con nuestros semejantes desvalidos que tenemos cerca, desvalidos de alguna forma. Ello entraña en sí una instancia ética y estética. A ella remito todo y no estaríamos dispuestos a desentendernos de ella cualquiera sea la suerte que tengamos que soportar, aunque impliquen burla y silencio. Lo contrario no nos llevaría más que a un malabarismo, un virtuosismo y una torre de marfil. Tú con tu vida nos has dado un ejemplo de esto y por ello nos hemos acercado a ti".

A represión
A problemática do galeguismo e da resistencia democrática no interior aparecen en diferentes momentos da correspondencia. En agosto do 66 Díaz Pardo lamentaba que ″al director de Vieiros, que yo tenía ganas de conocer personalmente parece ser que el mes pasado por las fiestas del Apóstol la policía lo agarró y lo devolvió a Méjico ¡un hombre que tanto ama a Galicia que le puedan hacer esta cosa tan desconsiderada en su propia tierra!″, un feito que enmarca nunha represión máis ampla. ″Desde luego se nota que hay reacción contra Galicia pues hasta aquellos fragmentos del Evangelio en gallego que se venían publicando han dejado de salir en La Noche. Esto entre otras muchas cosas. A Alberto le iniciaron un proceso por lo del libro de Castelao. ¡Es el colmo! Claro que esto no creo que pueda prosperar. El éxodo del campo sigue y este está en un abandono sin precedentes. Se leen cosas en la prensa reaccionando contra esto. En el campo donde Galicia tenía guardado su historia podría estarse ubicando una punta de la confabulación para aventar los restos de lo genuinamente gallego, porque si sumas que la presión turística impersonal con su avalancha de plástico y cocacola lo va vulgarizando todo y pensando que en algún momento tendrá que acometerse lo del campo, no sería extraño que se trajesen técnicos agrícolas y braceros extranjeros para solucionar el problema. Como tú no vas a tardar en venir tendrás ocasión de ver las cosas con tus propios ojos. Celso Emilio al emigrar para Venezuela dijo unas palabras ejemplares: "`Tenemos que aspirar a que Galicia además de ser una tierra para nacer y para morir sea también una tierra para vivir´", recollía.

Vellos e mozos
Un tema que aparece repetido nunha serie de cartas é a mala opinión de Seoane se fixo de Celso Emilio Ferreiro a raíz dunha visita do poeta a Bos Aires, e que revela os conflitos entre diferentes visións da acción política no país e da mudanza xeracional na mesma. ″Por aquí estuvo unos días Celso Emilio Ferreiro, que no dejó demasiada buena impresión. Estuvo conmigo dos veces, vio unos momentos a Varela, no cumplió a última hora con la gente de la Federación, marchó sin despedirse de nadie, luego de unas conferencias muy grises. Lo único importante para él fue reunirse con sus amigos de infancia de Celanova y beber, beber... Parece que en Caracas no hay vino. De todas maneras hay que defenderlo″. Comeza Seoane en 1968 o seu discurso sobre Ferreiro. Ao longo de diferentes cartas e foros o creador mantense nunha postura crítica que retrotrae ao comportamento do poeta durante a Guerra Civil, cando fixera versos de gabanza ao bando franquista. "Yo no aspiro a nada políticamente, pero trato de ser justo en estas cuestiones y prefiero un enemigo provincial de sindicatos en la provincia de La Coruña, que me ofrecieron el 36 y ahora sería un mandamás encanallado. No acepté, -como no aceptaron otros- porque no podría levantar más la cabeza de vergüenza y porque no podía además hacerlo cuando mis compañeros iban a la cárcel o morían. Yo mismo estaba escondido. No olvides que en ese momento fui un abogado muy joven y a quien le auguraban un porvenir en su profesión. Por eso mismo no perdono y si perdono lo hago con condiciones. Los jóvenes pueden seguir a un hombre cualquiera, caudillo o poeta, aunque éste sea loco o un idiota. Esta es la ventaja nuestra que si nos creemos jóvenes, o lo somos en algunas cuestiones, no lo somos en tiempo. Hemos vivido más y es más difícil engañarnos. A mí no puede engañarme Ferreiro que muerde la mano del amigo que le ayudó y llama cobarde a quien no lo era cuando él probó serlo. Ellos pueden decir de mí, o de otros como yo, que vivimos con los muertos. Sí, es verdad, aparte algún familiar, por entonces cayeron algunos de mis amigos más queridos y siempre están conmigo. Eran idealistas que supieron morir, otros fueron a la cárcel por años y otros sufrieron humillaciones. Yo tuve suerte y perdí todo lo que quería. Los que traicionaron pueden cambiar, ya lo sé, pero que sientan vergüenza y no juzguen a los que se mantuvieron íntegros. Nadie puede juzgar conductas, y, menos que nadie, los poetas de Lira bélica uno de los cuales es Celso. Ya sé que la gente cambia, ¿Por qué el falso Gulliver que parece haber cambiado, no espera que cambien los "enanos" de la emigración? Me tiene sin cuidado lo que piensen los jóvenes con respecto a esto. Me siento joven, traté de serlo siempre y por esto mismo nunca halagué a las gentes por su edad. Pero si son de verdad jóvenes que no hagan cantos sentimentales de viejas, ni tomen por auténticas a gentes que jamás probaron serlo. Son jóvenes y mantienen relaciones con tipos gansters como V[alentín] Fernández, camaleón político. Prefieren esa relación a la nuestra, seguramente porque en muchos casos fuimos enemigos de sus padres, de nuestra misma generación y pesa en ellos la versión de éstos sobre lo ocurrido. Les molesta, en el fondo, nuestra línea de conducta y a mí me importa poco el color del ideal que defiende cada uno, sino la conducta del que lo defiende″, sinalaba en 1969.

As claudicacións
Ás súas críticas contestaba conciliador Díaz Pardo, xa no 68, a lembrar as concesións que moitos galeguistas tiveron que facer nuns tempos difíciles para sobrevivir e saír adiante. ″Leí con la atención que se merecen tus cosas tu aserto sobre el vate de Caracas. Yo no decía que llegara a conocimiento de los jóvenes tu inquina, como me atribuyes, pero esto no tiene demasiada importancia. (...) Yo no estoy, sencillamente, de acuerdo contigo sobre este tema y ni siquiera el poema de Lira bélica me ponen de acuerdo. Si el mismo criterio selectivo tuviésemos que aplicárselo a la mayor parte de nuestros amigos que por alguna razón han tenido que quedar aquí en esos momentos tendríamos que eliminarlos de nuestro santoral. Vivir aquí aún en estos momentos lleva inevitablemente aparejadas claudicaciones, al menos aparentes, de las que no se libra ningún hijo de vecino. No digamos en los momentos esos de la Lira bélica en que el negarse a hacer lo que en ese sentido te pedían era ofrecer motivos para que hiciesen contigo lo peor que puedas imaginar. Yo mismo con harto dolor me he visto obligado a pintar emblemas, símbolos y retratos de los autores y de los fundadores de esas liras y a firmarlos incluso y si alguien me viniese a pedir cuentas ahora por eso me parecería que las cuentas me eran pedidas por cualquiera menos por un juez. Por otra parte creo que lo que nos debe de interesar es la conducta última de los hombres, la conducta a la que arriban como consecuencia de su experiencia humana. No me parecería encontrar el menor practicismo, siquiera moral, en pedirle cuentas de su pasado a quien hoy llega bien a donde yo estoy. Por el contrario pasados muy limpios de amigos comunes dejan de interesarnos cuando vemos que por conveniencia o por lo que sea hoy se encuentran en otro camino. Y no puede haber otra mecánica de conducta, Luis, porque lo otro sería llegar a una confusión fantástica, de la que solo se benefician los que siempre se benefician de las confusiones", advirte.

O retorno de Castelao
Aínda en 1978, xa en plena transición, os debates sobre a situación política están presentes entre os amigos. "Al parecer el Centro Gallego de Buenos Aires escribió a la Xunta esa de Galicia diciéndole que en Galicia ya se daban las condiciones democráticas necesarias para retornar los restos de Castelao. Y la Xunta acordó empezar los trámites. En unas declaraciones Paco Del Riego dice que estamos en una pre-democracia y que aún no se dan las condiciones necesarias para retornar a Castelao cosa que deben de decir los amigos que todavía viven de Castelao entre los que se encuentra él. Mi aplauso a Del Riego. Por mi parte creo que no se puede (no digo que no se deba) hacer algo desenmascarar para desenmascarar a la Xunta, excluido Dónega que está por espíritu de servicio, pero creo que sería demasiado entregarles esa baza de ser los retornadores del cadáver de Castelao mientras se instalan en la Xunta para impedir que se haga lo que quería Castelao", dicía Díaz Pardo, a adiantar a polémica que se daría en 1984 co retorno destes restos.